Hormonas, Suplementos y Estilos de Vida

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Progesterona vs. Estrógeno ¿Cuál es su necesidad real?

El tema de las hormonas es un asunto de candente actualidad y de una importancia transcendental en la buena salud de todos. Dichas substancias son portadoras de importantes mensajes que tienen que ver con todas las funciones fisiológicas del organismo. El estradiol, el estriol, la progesterona, la testonerona, la dehidroepiandoesterona (DHEA), la androstenoidina y el cortisol son las siete hormonas de más relevancia en las funciones sexuales del cuerpo humano. Así como la insulina es una hormona importantísima en el metabolismo de la glucosa y tiene que ser suplida, así es necesario que se suplan las hormonas sexuales cuando por alguna razón no estén disponibles.

Debido a la gran proliferación de hormonas estrogénicas en los alimentos comercializados de la dieta occidental, la progesterona se convierte en el catalizador hormonal de más importancia en la salud sexual de la mujer moderna. Es el elemento de mayor trascendencia en la hiperestrogenia que sufre un 95 por ciento de la población occidental: hombres, mujeres y niños.

Los estrógenos y la progesterona se complementan químicamente para producir un balance armónico de los indicadores hormonales que son responsables de una buena función endocrina y sexual. La progesterona se produce en el cuerpo lúteo de los ovarios previo a la ovulación y se incrementa hasta convertirse en la hormona gonadal dominante en las últimas dos semanas del ciclo menstrual.

Esta hormona es necesaria para la supervivencia del óvulo fertilizado, del embrión formado y del feto en desarrollo durante todo el período de gestación cuando la síntesis progesterona se produce desde la placenta. Cuando se han removido la matriz y los ovarios o han dejado de producir hormonas por hallarse en la etapa de cambio, una correcta suplementación es necesaria para mantener una buena salud en esas etapas tan importantes de la vida que inicia una segunda fase de experiencias vitales.

Si enfocamos el problema desde la perspectiva nutricional, no debemos olvidar que los elementos antagonizadores que crean el desbalance son los estrógenos que antagonizan con la progesterona. Las píldoras anticonceptivas, las carnes, el pollo, los huevos, la leche y los estrógenos conjugados o sintéticos, a los que se suman los xenoestrógenos del ambiente, son los responsables directos de estos trastornos que convergen en el síndrome. Debido a que es muy difícil librarnos de los xenoestrógenos, porque están en todas partes y los inhalamos y absorbemos sin querer, podemos hacer un esfuerzo por neutralizarlos con una buena alimentación lo más natural posible.

El primer paso para establecer la normalidad del sistema es eliminar totalmente la ingestión de estos productos hasta que las hormonas naturales se estabilicen en sus niveles normales. El segundo paso es verificar la estabilidad del estrógeno mediante la prueba «Evalu-8» que es capaz de separar los niveles de las siete hormonas básicas mencionadas y que perfila las necesidades específicas del paciente. Esta prueba además de advertir sobre las necesidades estrogénicas particulares, define los parámetros hormonales en las fases donde justamente se pierde el control.
Este gran paso en la terapia de remplazo natural no ofrece los efectos secundarios de las progestinas sintéticas (Provera, Premarín y otras), cuyos principales constituyentes son precisamente los estrógenos. Si en ves de adivinar o introducir más estrógenos al sistema lo que puede provocar quistes en los ovarios y en los senos y fibromas en la matriz, balanceamos con las progesteronas naturales, se elimina también la tendencia estrógenica de que ocurra cáncer de seno, matriz y ovarios, osteoporosis y todo el mosaico de síntomas que acompañan al síndrome premenstrual (PMS).

Debido a que estos desajustes hormonales tienen una estrecha relación con la alimentación, es importante añadir que la síntesis de la progesterona se origina en el ovario como un subproducto del colesterol que a su vez se sintetiza de los acetatos. Estos últimos son fragmentos bicarbonatados que se obtienen del catabolismo de los azúcares y ácidos grasos. Es muy significativo que de las mismas fuentes se deriven las hormonas sexuales y los corticoesteroides.

Esto confirma la hipótesis naturológica que siempre hemos sostenido de que el colesterol derivado de fuentes animales (LDL y VLDL), no son las mejores fuentes para que el organismo produzca sus hormonas sexuales debido precisamente a su baja densidad y a su peligrosidad en convertirse en problemas circulatorios, de alta presión arterial, artritis y osteoporosis. La relación de una buena salud hormonal y el metabolismo del colesterol, son objeto de intensos estudios que los analizan en conjunto.

Como señalamos en artículos anteriores ni los hombres ni los niños se escapan de los efectos dañinos de los estrógenos. Ya se pueden ver los estragos hormonales en las estadísticas de salud que indican un progresivo aumento de cáncer de próstata, de los testículos y de los senos en hombres cuyas tendencias sintomatológicas se parecen a los de las mujeres. Por esta razón, la terapia de remplazo hormonal hay que extenderla, sin dilación a todo varón que presente síntomas de impotencia, de depresión emocional, de agrandamiento o endurecimiento de los testículos o de eyaculaciones anormales.

Las quejas más frecuentes en las mujeres son: cansancio, retención de líquidos, aumento de peso, inflamación de los senos, depresiones y ansiedad intermitente, pérdida de libido (deseo sexual), irregularidades diversas del ciclo menstrual, fibromas en la matriz y los ovarios, tumores o quistes en los senos, retención de agua y gases en muslos y cadera, jaqueca recurrentes y dolores agudos en las articulaciones.

Muchas mujeres resuelven parcialmente el problema suplementario con progestinas químicas que les receta su médico y que están hechas de placenta y de orinas de yegua preñada. Esto puede ser un alivio temporero, pero estas hormonas sintéticas no cumplen con todos los requisitos hormonales del cuerpo humano para funcionar correctamente y evitar sufrir los problemas mencionados. Nuestra recomendación es hacer una prueba de las siete hormonas para determinar su producción y así suplementar en las que se requiera.

Cada día más mujeres recurren a los Fito-estrógenos para un remplazo natural de hormonas. Sin embargo, la mayoría de los que se consiguen en el mercado son estrógenos lo que, en vez de resolver el problema, puede agravarlo si no se usan correctamente o si el organismo, por diferentes razones, no puede convertirlos. Por esa razón, cada uno debe ser evaluado individualmente y suplementado de acuerdo a sus necesidades.

Por: Norman González